Y tú, ¿Eres o pareces?

jueves, 5 de junio de 2014

Mi amigo imaginario.



¿Alguna vez has tenido un amigo imaginario? No, espera, mejor dicho… ¿Alguna vez habéis pensado en tenerlo? ¿Alguna vez os habéis sentido tan solos, tan despreciados, tan dolidos, de llegar al punto de haceros una compañía invisible, sorda, muda, pero sonriente ante nuestros ojos? No, un momento… La verdadera pregunta no sería esa, en absoluto. La gran duda, lo que verdaderamente logra hacerme fruncir el ceño es: “¿Cómo sería mi amigo imaginario?” ¿Sería acaso una persona perfecta, un amigo de verdad, que escuchase, que ayudase, que sonriese, que te calmase, que de abrazase, que te diese codazos en momentos en los que tienes que aguantar la risa, buscando tu carcajada? ¿Sería alguien maravilloso, alguien que te susurrase que todo funciona como debe de funcionar, que todo pasa porque debe pasar, o sería una persona sincera? Alguien sincero, sin dudar en tener que decir las cosas claras a pesar de que duelan. Alguien que sepa decir “no” cuando ofreces tu brazo a las caricias punzantes, cuando tus garras piden ser ocultas entre la seda de tu nívea y delicada piel. Alguien que sepa darte un par de palmadas en la espalda a la vez que ser capaz de meterte un bofetón cuando lo necesites. Alguien que se ría de ti para enseñarte a que tú misma lo hagas, alguien que te muestre que la ironía es nada más una forma fácil de negar lo evidente, que las sonrisas muchas no son mudas, que las lágrimas no son todas tristes. Alguien que su físico es abstracto, que no importa si tiene unas caderas de escándalo, o bien, una cabeza demasiado grande. Es una perfecta persona. Es una perfecta persona sin cuerpo, algo invisible que ayuda a saciar tu voraz hambre de ser escuchado, comprendido y anhelado.

¿Es malo tener un amigo imaginario? ¿Es malo recrear una persona que no existe, fingir que eres escuchado, fingir que alguien de verdad te comprende? ¿Es una forma de automutilarse la mente, de dañarse el coco, o bien, es una forma de añadir tranquilidad y un sentimiento de profunda paz a tu cabeza, pero sobre todo a tu corazón?

¿Y tú? ¿Alguna vez te has planteado tener un amigo imaginario?


No hay comentarios:

Publicar un comentario