Y tú, ¿Eres o pareces?

martes, 10 de junio de 2014

Madness.



Canciones cursis, sonidos suaves y amargos. Canciones que provocan vómitos de lo perfectas que son, de lo impecables que parecen esas relaciones de amistad, de amor, de familia. Idolatrar a una persona sin sacar sus defectos, decir cuán maravillosa es su labia, su forma de tocar, de susurrar… Y ahora enciendo la buena música que me hace querer gritar. La música que me anima a despellejar personas dormidas, música que me invita a querer descuartizar tres o cuatro gatos, música que me provoca y me susurra, pero no de forma melosa, no dulce, para que me aproxime a ella, para que convezca a un par de cabezas confusas a trazar maquiavelos planes. Esa melodía que gime cerca de mi oído, roza con el filo de su viperina lengua el lóbulo de mi oreja y acaricia con dedos pegajosos de sudor y placer. No todo es tan bonito, también hay personas que adoran leer en alto, otras que se imaginan teniendo relaciones con dibujos, y otras, como ella, que desea placer en sangre.

Sube la puta música. Súbela y deja que grite, que me desfogue, que olvide esas voces imaginarias y las no tan imaginarias.

-          Hola, guapa, ¿Tienes fuego?
-          Sí, para quemarte vivo. 



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