Y tú, ¿Eres o pareces?

viernes, 22 de diciembre de 2017

Nunca más nosotros. Ahora solo soy Yo.

Cada día voy cogiendo un poquito de fuerza más. 
Cada día voy eliminando ínfimos recuerdos, ínfimas sensaciones mágicas que me hiciste sentir. 
A penas recuerdo nada, pero cuando vuelve a brotar... duele como el puto infierno. 

Con mi té en las manos vuelvo a recordarme que esto es lo mejor; incremento el odio ya no por ti, sino por mí, porque me siento idiota por permitir que siga doliendo muy de vez en cuando. 

Quiero olvidarte, ahora sí, para siempre. 
Quiero que no vuelvas jamás... De ninguna de las maneras. 
No has sabido quererme.
Y yo no voy a saber perdonarte por haberme dejado ir.
(Era lo que querías.)

Vete a la mierda, tú y esos putos recuerdos que me hicieron creer que eras otra persona diferente a como me has demostrado que realmente eres.

Nunca más nosotros.






miércoles, 6 de diciembre de 2017

Me moriré de ganas de decir que te voy a echar de menos.

Son dos días bien, uno a medias, y el cuarto exploto.
Hoy es el cuarto; te echo de menos otra vez.
Intento ser fuerte y pasar página, pero no sé qué has hecho conmigo.
Estoy destrozada y solo tengo ganas de hablar contigo, de verte, y de recuperarte.
Pero sé que eso ya no va a suceder.

Trato de ser fuerte; creo que ha funcionado abandonar todos nuestros recuerdos, acabar con las fotos, con las conversaciones, con las cosas invisibles que nos ataban. Pero sigo tratando de aceptar que hay cosas que teníamos pendientes juntos, "la nueva lista", que nunca van a pasar.

Quería cumplir sueños contigo.
Mis sueños de niña tonta, de chica que se conforma con diminutas cosas, pero no con la compañía.

Me moriré de ganas por decirte que te estoy echando de menos, que trato de salir adelante siendo fuerte, como las veces anteriores, que sigo queriendo estar contigo, que la esperanza se mantiene siempre... Pero con eso me quedaré. Con las ganas.

Cada día me doy cuenta de todo lo que te he querido, te quise, y te quiero, y cada día me recuerdo que no has luchado por mí.

Nos voy a echar de menos.


sábado, 2 de diciembre de 2017

Lo que fue una despedida.

Admito que cambié de parecer durante todo el trayecto; ahora te odio, ahora estoy enfadada, ahora te necesito, ahora no quiero verte... Pero en todo momento te quería.
Grabé en mi retina cada uno de tus movimientos a conciencia; sabiendo que probablemente no volvería a contar con otra oportunidad como aquella para acordarme de absolutamente todo... Como gesticulabas emocionado hablando de tu viaje, como paladeabas el yogurt (hasta la última gota de éste), como de vez en cuando sorbias por la nariz distraído, tus movimientos lentos y tranquilos sentado en tu silla de escritorio. Y yo escuchaba, como una niña pequeña a la que le cuentan su cuento favorito, y miraba, lo miraba todo, mientras guardaba en una pequeña cajita en mi cabeza cada minucioso detalle de la escena, olor, recuerdos nuestros repartidos por tu cuarto, y todas y cada una de tus escuetas sonrisas.

Me alimenté de tus abrazos calmando mi temblor ante lo que sabía que iba a ser aquello, de tus palabras tranquilizantes ante mi puto miedo a tener que dejarte de nuevo ir ya, tus caricias en mi oreja, en mis costados, en mis hoyuelos, de tus besos anestésicos que me nublaron la vista durante aquel tiempo.

Y quise sacarlo todo de ti; dormir contigo, abrazarte, tocarte, olvidarme del despertador con tal de alargar más todo aquello, no dormir en toda la noche pensando en cuanto había echado de menos esa sensación.

Y fingimos que no era una despedida. Pero lo era. Y ambos lo sabíamos realmente...

Y te echo de menos, pero ahora todo tiene que ir mejor para los dos. Debe ir mejor para los dos... Al fin y al cabo, la indecisión crearon tus límites, y sigo pensando que tus miedos a quererme también.

"Ojalá" todo hubiera pasado como habíamos vuelto a planear; mis grandes sueños de ser felices juntos se vieron derribados entre indecisiones e inseguridades.

Pues yo siempre he tenido claro lo que quería; que te quería. Yo siempre he luchado por ti... Pero de sueños no se vive. Por palabras no se lucha; se lucha por actos, y por hechos, y por quienes luchan por ti y te lo demuestran. 

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Pequeño ser interplanetario.

Así me siento; como un pequeño ser interplanetario que contempla desde las afueras del universo todo, a todos, y siente que realmente no encaja en ningún lugar.
Solo quieres sentarte y contemplar las estrellas, por una vez, sentirte llena, que todo lo que te rodea es real y que jamás te va dejar ir.

Deseas no sentirte el cómplice de tus propios abandonos; de que vuelvan a cansarse de tus delirios, de tus quebraderos de cabeza, deseas no sentirte culpable de ser como eres, de quien eres.

Arrogante, egocéntrico, desear ser destacable, porque lo mereces, porque sabes que eres especial, pero no entiendes porqué mierda no logras mantener el control y sentirte completamente llena. 

No quieres ser una más entre la gente, un ser ordinario fácilmente sustituible, una loca más con pajarillos cantores en la cabeza que no dejan de entonarte la dulce e inaudible melodía que siempre te ha hecho sentir especial. 
Única.

No formas parte de nada, buscas algo más que quizás, solo quizás, durante un corto periodo de tiempo te llene... pero, de nuevo, vuelve a desaparecer. 
Es una sensación vacía, que ni crepitar siquiera puede.

El hueco en el corazón,
el frío en el alma,
el apagón de tu cerebro,
el enmudecer de tus sentidos.

Pequeño ser interplanetario; no dejes de ser tú, y jamás te rindas contigo... 
Porque es lo único que vas a tener siempre.


lunes, 2 de octubre de 2017

Fantasmas del pasado.

Y quiero verte, otra vez, olerte y reírme al ver como arrugas la nariz ante mis caricias.
Y quiero estar contigo, luchar contigo, avanzar contigo, crecer contigo, a las buenas y a las malas.
Y quiero apostar por ti, creer en ti, confiar en ti, al ciento por ciento, sin las putas dudas de siempre incordiando en nuestra cabeza.
Y quiero seguir al pie del cañón, y quiero mantenerme en el frente...
Pero las flechas están empezando a atravesar la armadura. Y no quiero. Porque te quiero a ti... Pero al completo, entero; a medias no eres mi "tú" de siempre y el que requiero. Quiero ser lo que éramos. 

jueves, 21 de septiembre de 2017

Lucecitas que parpadean.

Necios pensaron que aquella noche no acabaría jamás.

Ella se deleitó hincando sus dedos en su espalda, permitiéndose arrastrar sus uñas en sus omóplatos, llevándose parte de su dermis ante un nuevo gruñido. Apretó su cuerpo contra el suyo al encogerse por millonésima vez debido al éxtasis que hacía largo rato que mantenía sus pupilas dilatadas como la propia droga. Apretaba sus piernas, sus rodillas, esforzándose por no rendirse a sus encantos, a su lengua húmeda bañada en hipérboles silenciosas que trataba de completar contra su cuello, acariciando con su barba su cuello, cerrando los ojos cuando él volvía a repetir una y otra vez aquel tortuoso proceso. 

Él disfrutaba en aquel momento de un etéreo poder que no tardaría en ser usurpado por un golpe de caderas de ella; la guerrera no bajaba la guardia ni en un momento como aquel, en el que parecía completamente derrotada solamente con captar el temblor de sus piernas. Con sus grandes y ásperas manos recorrió su silueta, el hueso de la cadera, apretó aquello que ella conocía como "defecto" con intención de, solamente, con aquel gesto, indicarle cuán loco le volvía toda ella. Sin excepciones. A veces tenía que respirar por la nariz cuando ella le mordía; hombros, cuello, orejas... Nariz y se reía. 
Le encantaba que fuera capaz de reírse hasta en aquel bendito momento en el que él había perdido la noción del tiempo hacía ya largo rato. Y la cabeza. Y la vida si ella se lo pedía. 
Y así podían tirarse horas, repitiendo ese proceso, terminando con una larga siesta en modo de anestesia para ambos cuerpos... Y volver a caer. Como un bucle infinito.

Y pensaban que esas noches no acabarían jamás; y no sabían lo que tenían entonces. 

domingo, 27 de agosto de 2017

Hasta la Mona Lisa muere.

"Y la marcha etérea dará un golpe que, frente al portón de oro de los hombres sabios y buenos, desnudará sus galas y podrán entonces presumir de la verdad de su hipocresía.

 Y el camino continuará bañando, como miel pegajosa, la piel de los hombres buenos que un día decidieron hacerse cargo del poder y se llamaron, conscientemente "líderes", con el único frente que hacer del mundo un lugar mejor, creando entonces el halo de toxicidad que ellos mismos quisieron evitar que fuese engendrado.

Y así los sabios, ya no tan sabios, accedieron a un control soberano que les infectó de la ambiciosa madre materialista, sucia estampa de sucias pasiones que chupaban la vitalidad de aquel hombre que una vez fue sabio, que una vez fue bueno, y terminó en convirtiéndose en Hombre.

En el simple Hombre que no era suficiente.

Desde entonces el pecado reinó, los sentimientos reinaron, el libre albedrío también lo hizo.

Y solo entonces comprendieron lo que es ser libre de verdad."


domingo, 6 de agosto de 2017

lalaland.

Sueños. Aquello por lo que luchamos, aquello que queremos, que valoramos, sobre todas las cosas... Aquello que ponemos como prioridad por encima de lo que sea, aquello que siempre hemos imaginado, lo que hemos deseado colorear, lo que nos cuesta conseguir, la lucha constante que desgasta... frente a un fin logrado, lleno de la sensación de satisfacción, orgullo, calma.
Sueños cumplidos.
Podríamos añadir la misma definición para "Amor".

El problema viene cuando ambas cosas se cruzan en el camino.
¿Escoger, elegir, decidir, abandonar algo, por lo otro, creer en ti mismo, en el ahora, en el futuro? ¿Solo, acompañado? ¿Puede compaginarse, puede disfrutarse de verdad con ese otro "estorbo"?

Puede parecer complicado, pero eso es solo porque a nosotros, humanos, nos encanta complicarlo todo.

Claro que se puede. Todo se puede. Solo es cuestión de hacerlo bien y tener ganas.
¿Para qué tener un sueño si no puedes compartir tu felicidad y disfrute con alguien?
¿Para qué querer amor sin un sueño que perseguir, en compañía?

Une. No separa.
Pero solo si sabes valorar y verlo con los ojos bien abiertos.
Y si eres valiente.

City of stars.

"Think I want it to stay
City of stars
Are you shining just for me?
City of stars
You never shined so brightly"

lunes, 24 de julio de 2017

'cause of you.

Es mi última vuelta, la última rayita de batería,
el último cruel esfuerzo que debería haber denegado
 antes de siquiera habérmelo planteado.

La última lucecita que parpadea,
 el último fogonazo de láser en la casa del vecino,
 y el último hilo de esperanza, y la última campanada.

Creo en ti.

viernes, 21 de julio de 2017

Verde, color esperanza.

Estoy cansada de vivir recreándome en sueños,
en ilusiones, en promesas y esperanzas.
Estoy cansada de vivir en un futuro aún no creado,
de esperar algo con tanta fuerza que duele cada día más, porque creo.
Porque te creo, y no debería, pero lo hago.

Estoy cansada de sentirme bien y, de pronto otra vez, caer en picado.
Estoy cansada, harta, de vivir en base al "haremos",
y cada vez creo menos en la palabra de la gente,
y cada vez me distancio más y dejo de confiar de todo el mundo.

No sé porqué sigo aquí, no entiendo como aún tengo aguante,
pues sigo en tu trinchera, contra los golpes que me proporcionas con sus promesas vanas.
No comprendo como me mantengo en pie, repleta de heridas, de deseos, de sueños, de ganas de verte, de estar contigo, de disfrutar de nosotros, de compartirlo todo.

La peor parte llegará cuando vea que la espera no ha merecido la pena,
y me quite el casco, pero apriete mi escudo, y musite:
"ya no hay más verde, que es el color de la esperanza".


jueves, 6 de julio de 2017

¿Merece la pena?

Me he prometido mil veces no llorar más por esto, y lo voy a cumplir.
Las últimas veces ya no he llorado por ti, he llorado por mí, y eso no voy a permitírmelo.
No sé qué diantes quieres de mí, ya no sé como reaccionar ante ti, ni ante mí. Pretendo, pretendo, pretendo, pero acabo siendo fachada de nuevo. 
Vuelvo a mis máscaras, a mis estúpidas ganas de recoger la frialdad que un día dejé atrás por y para ti. 
Vuelvo a ponerme el escudo que una vez dejé caer a mis pies para liberar mis brazos con el objetivo de aprender a abrazarte. 

Y no llores más, imbécil. No llores por algo que se ha ido, por mucho que te has empeñado en mantener. 
No llores por algo que no ha sabido valorar lo que tenía, por algo que aún pretende aferrarse a ti pero sin saber porqué.

Deberías ser tú quien manejase los hilos. 
Deberías ser tú y terminar con todo esto de una santa vez antes de que sea demasiado tarde y vuelvas a caer... 
Pero, niña tonta, quieres volver a caer. Nunca has dejado de hacerlo. Aunque sepas que es muy probable que ya no merezca la pena, y que él solo juega contigo.

¿Cómo aún tienes fuerzas para luchar?


viernes, 23 de junio de 2017

Te hiero mucho.

A vísperas de mi cumpleaños siempre hay una especie de cambio interno en mí. Yo misma me fuerzo a que el día sea igual que otro cualquiera; total, yo, tan diminuta, ¿cómo podría cambiar el mundo?

Y sin darme siquiera cuenta, una especie de cambio personal empuja de dentro a fuera y hay algo diminuto, pero nada irrelevante, que sin saber como, me hace cambiar.

Hacía mucho tiempo que no era capaz de escribir, y hoy, al fin, me he dado cuenta de que es una absurdez olvidarse de vivir.

La vida es tan corta, tan interesante, tan intensa... pero siempre acabamos llenos de cicatrices, arañazos, moratones. Ellos nos enseñan. Ellos realmente son nuestro "camino habido y por haber".

Probablemente hacía un tiempo esperaba que mañana, 24 de Junio, mi veintidós cumpleaños, fuese diferente. Probablemente esperaba aceptar que los cumpleaños eran una forma maravillosa de celebrar que estabas un año más vivo, disfrutando. Pero es una gilipollez pensar eso; lo bonito es que siempre sea así, que vivamos como locos, que hagamos cosas sin sentido, sin parar, con y sin consecuencias, arriesgando, VIVIENDO, cada día de nuestra vida.

Y luego ya veremos.

Crearé mi nuevo comienzo a partir de entonces... Pues la vida no es "tocar fondo", la vida es disfrutarla, y ser libre, sentirse libre.

 Me has enseñado a eso. 

 

 

jueves, 27 de abril de 2017

Be a monster.

No puedo soportarlo. No puedo soportar pensar que soy como ellos... Que también he hecho tanto daño a gente, sin tan siquiera una sola palabra, que les he hecho sentir que son absolutamente nada.
No puedo pensar que soy una persona horrible, que tal cual me han hecho sentir con sus estúpidos y fríos comentarios, yo he hecho lo mismo con otros.
No quiero pensarlo, no quiero creerlo, porque duele. Duele imaginar que eres una horrible persona y que. muchas veces, siquiera te has dado cuenta de ello.


viernes, 31 de marzo de 2017

Y es que yo en el fondo, solo quiero que tú me reconstruyas de nuevo. Que amoldes mis caderas, mis muslos, mis hoyuelos, mi sonrisa con tus dedos.

Y yo en el fondo, sé que no es lo que debo. Pero, ¿y qué hago si es lo que quiero?

Mi corazón manda más que mi cabeza, y yo cada vez me alejo más porque creo que es lo que quieres, pero no es lo que yo quiero. 

Hoy vuelvo a ser capaz de escribir.

No tienes no puta idea de como me siento.
No tienes ni puta idea de la de ideas estúpidas que se me han pasado por la cabeza hacer para olvidarme de ti, o que tú, definitivamente, te olvides de mí.

No tienes ni pajolera idea de cuanto te echo de menos, de cuanto intento rehacerme y cuantas veces fallo ante el miedo de perderte definitivamente.

Y creo que lo voy consiguiendo, y apareces de nuevo diciendo que piensas en mí. O aparece una foto. O una esquina donde nos besamos, o la calle hacia tu casa que tantas veces he recorrido para verte.
O las frases de tu boca en la mía, o nuestras bromas de las que intento ya no reírme y no puedo.

No tienes ni putísima idea del sobreesfuerzo que estoy haciendo para volver a reconstruirme... Aún sabiendo que si tú quieres, me convertirás en polvo de nuevo.

No sabes lo que me duele fingir que eres un desconocido; porque tú quieres serlo. Y que parezca que todo va bien, y que te supero. 

jueves, 16 de marzo de 2017

Lo que dicen merecerse.

Me abrazaste, y me sentí viva. Viva de verdad, y con ganas de disfrutarlo todo contigo. Y me daban igual las trabas, los peros, el futuro, el destino, la suerte... Me daba igual todo porque te tenía a ti. Y me sentía invencible.

Ahora pienso en el último te quiero, el beso de despedida, el abrazo buscando cobijo -ojalá no hubiese acabado nunca -, tus besos en la frente, las lágrimas en los ojos... Y joder, cuanto te echo de menos. Joder. Cuanto te odio por haberme enseñado a quererte pero no a dejarme marchar. 

Y te quiero, y cuando más te echo de menos, menos lloro... Porque me acuerdo de todo el daño, todo lo que me prometiste, lo que me regalaste, lo que compartiste, lo que planeamos, lo que disfrutamos... Y me acuerdo que todo fue mentira. Que mientras yo luchaba, tú le prometías tierra y cielo a otra. 

miércoles, 1 de marzo de 2017

Vuelve.

Tú. Que pasaste por mi vida como un huracán y ahora pretendes dejarlo todo patas arriba.
Vuelve pronto. Vuelve pronto que yo sola no puedo ponerlo todo en orden.

Nuestro orden.

Vuelve pronto que voy a perder los cepillos de dientes, los sueños por el boulevard, las camisetas para dormir, el ruido al despertar, el olor a regaliz rojo, a eterna colonia que te regalé, la sensación de mordernos por molestarnos, de pegarnos como dos imbéciles empapados en confianza, el yogurt de manzana, los helados de chocolate, el calor de tus manos arropando mis húmedas manos tras fregar los platos...

El incendio cada mañana que nos prestábamos compañía; revuelto el pelo, los pies fríos, los malos sueños calmados por los únicos brazos de los que he aceptado alguna vez un abrazo... Saciado por unas locas ganas de hacernos el amor y que nada nos lo impedía (nada que no fuera un telefonillo mal pulsado por el cartero, o un buen amigo samaritano).

Requiero tus apelativos cariñosos, tus formas de meterte conmigo y la vuelta. Que me pongas nerviosa, que adules mis gilipolleces y que yo me vuelva loca con las tuyas.

Amplío sueños, deseos y tiempo a tu lado.
Por favor.
Vuelve.
Vuelve y no te vuelvas a marchar.


lunes, 27 de febrero de 2017

Dale un voto de confianza al tiempo; disfrutemos el futuro.

Hoy te he dejado marchar, y me siento bien.
Me he dado cuenta de que yo tampoco estaba preparada para estar contigo.
Al parecer dentro de mí hay aún un pequeño hilillo de cordura que no está dispuesto a pasarlo mal, a que ambos lo pasemos mal con todo esto; llámalo razón.

No te culpo. Sé que realmente intentarías hacerme feliz, pero no podrías. No por falta de capacidad, sino, porque no es el momento. Solamente no es el momento.

Pero me siento bien, porque realmente nada ha terminado.
Algo acaba de comenzar y puedo notarlo.

Me siento bien porque sé que al fin y al cabo, los sentimientos son más fuertes que el tiempo, y que llegará el día adecuado en el que volvamos a encontrarnos.
La reciprocidad emocional nos hace fuertes, y no existe el olvido en todos los buenos momentos que hemos pasado juntos.

Tú y yo. Idiotas sin sentido.

Aunque sea complicado el presente, estoy feliz por confiar en un futuro correcto junto a ti.
Tenemos toda una vida por delante para corregir nuestros errores.

Esto no es un "adiós", es un "hasta pronto".


domingo, 26 de febrero de 2017

Al menos quiero creer que todo ha sido real.

Te he borrado.

Parecerá una tontería, pero ya no se me ocurre la manera de salir de esta.
Obligarme a dejarte ir es lo que tengo que hacer. Por ambos.
Podrá parecer una absoluta tontería, borrarte de mis contactos, borrar nuestra larga conversación, nuestras fotos, cuando los recuerdos son realmente imborrables... pero por algo tendré que empezar. Tal cual como todo comenzó.

Hace un tiempo que sé que te he perdido. 
Hace un tiempo que siento que soy un simple estorbo para ti, la rozadura de un zapato sin curar. 
Hace tiempo que no me quieres, que has dejado de sentir todo lo que un día me dijiste que sentías por mí. 
En el fondo hace un tiempo que lo sé, pero no quiero aceptarlo. 
Egoísta de mí, que te quiero demasiado y no te quiero dejar ir. 
Pero ahora lo sé, es el momento.
Y ya te echo tanto de menos que solo quiero volver a mis vicios e ignorar promesas.

Soy quien no quise convertirme para ti.

Soy de quien nos reímos, somos los restos de algo que a mí aún me quema, y me quema más aún seguir intentándolo cuando siento que todo es en vano.

No sé en qué momento te hice perder la ilusión, no sé en qué momento la cagué tanto como para que todo haya quedado en nada, para que las ganas de vernos se convirtieran en ignorarnos, para que la lista se haya quedado a medias y los "futuros" se hayan quedado en tristes sombras que siempre habré querido cumplir contigo. No sé porqué tu soledad te aporta más de lo que yo me esfuerzo por aportarte... Cuando pienso que yo ahora tengo que aprender a volver a vivir sin ti.

No tengo valor, ni tengo fuerzas, ni confío en el tiempo.

Solo tengo ganas de estar contigo, o que deje de doler.

Tú ya has escogido hace tiempo.

Al menos quiero creer que todo ha sido real.
Que me has querido en alguna milésima de segundo.
Como yo lo hago.

Te libero de mis dramas y de los quebraderos de cabeza que, idiota de mí, no he podido controlar darte.
Disculpas.


"No podría haber empezado mejor el año, que contigo a mi lado."



1317 - 12.02.2017.

sábado, 18 de febrero de 2017

No sola, sin ti.

Puedo sentir como todo cae en picado. 
Como se desmorona lo construido, como cada vez te siento más lejos. 
Y quiero verte, y tú solo quieres tiempo. 
Tiempo que acabará dando por sentenciados nuestros momentos, que acabará alejándonos cada vez más. 

Y yo no puedo parar de luchar. 
Cada vez se me ocurren más formas de hacerlo, saco fuerzas de lugares inexistentes, pero tus ambiguas y escuetas respuestas me hacen volver a tirar la toalla:
no hay nada, 
porque tú no quieres darme nada, porque no puedes darme nada.

Y yo no soy ese tipo de persona que espera a que las cosas lleguen. No puedo cruzarme de brazos y ver como pierdo todo, no puedo esperar sentada y ver como todo se desvanece con los brazos cruzados.

Pero no puedo hacer nada.
No yo sola. 

Puta frustración.


lunes, 13 de febrero de 2017

Despersonalizada.

Día menos uno d.d.n.
Floto en una falsa capa de optimismo. No sé cuanto durará, pero que dure.
Así es algo más soportable.
Será que he conseguido aferrarme a algo. Será que he logrado aferrarme a tus promesas.
Sigo creyendo fervientemente en tu palabra a pesar de todo.
Quizás mañana vuelva a caer en picado otra vez, no lo sé, y quizás pasado logre levantarme de nuevo.
Voy a tener que comprar varias dosis de cualquier-cosa que limpie este tipo de heridas.

No tengo nada más que decir.
Si estoy luchando es porque creo en nosotros.

Ni quiero, ni tengo nada más que añadir.


miércoles, 1 de febrero de 2017

No te rindas.

Rememoro cada instante y me sale una sonrisa idiota.
Me acuerdo de tus tonitos de voz al hacerme burla, al reírte de mí para mí, de tus tonterías sin vergüenza alguna, de tus muestras de confianza burdas (aquí huele un poco mal, capitán...) y de tus mil y un apelativos cariñosos que me hacen sentirme cada vez más niña y me llenan de energía.

¡Que viva el arroz con gambas, mi calamar amelocotonado!

No puedo dejarte ir, ni pienso hacerlo.


Pienso usar mi espada láser para luchar contra todo esto.


Un simple recuerdo.

Entre tanta composición de sentimientos, destacaba la nada sobre todas las cosas.
Tanto era lo que no sentía, que cuando le sacaron el corazón de un solo empujón, siquiera se dio cuenta de ello. Tanto daño emocional había llegado hasta cada poro, cada célula de su cuerpo, que siquiera sentía el dolor físico. Aunque lo hubiese preferido.

¿Quién podría luchar contra las emociones?

Consolaba saber que ahora que no tenía corazón, aquello dolería un poco menos...
Pues el dolor solamente quedaría en un simple recuerdo.


"Disfrutemos", dijiste. "Te quiero", dijiste.

Irónico.

Antes era yo la que estaba muerta del miedo, la que andaba con pies de plomo sobre la endeble superficie del "solo disfrutemos", la que se moría en la duda de querer sentir algo más o estancarse, la que preguntaba en cada instante de extrema felicidad si todo seguía bien yendo tan bien, a quien le temblaban las piernas cada vez que pensaba que podías responder algo que no quería escuchar cuando te advertía que estaba sintiendo más de lo que esperaba sentir, cuando te avisaba de que los límites estaban sobrepasándose, y tú me mirabas, feliz, y me decías que era perfecto. Y necesario.

Y ahora me tiemblan las piernas ante el miedo de no volver a sentir tanta felicidad como cada día me has estado proporcionando. Ahora me tiemblan los labios cada vez que pienso que necesitas tiempo para aclarar si de verdad sientes tanto como pensabas sentir.

Ahora que yo no puedo volver atrás. 


Valiente.

Estoy siendo valiente. Por una vez estoy siendo la más valiente del mundo. Necesito serlo.
Me estoy enfrentando a mis mayores miedos por ti, estoy enfrentándome a sentir dolor. 
Y me siento sola.
Siempre he sido una cobarde a la hora de enfrentarme a las emociones, y más aún cuando el final puede ser trágico y lo sé. 

Te rompes, no sabes si lograrás recuperarte nunca... Pero lo estás haciendo porque tú quieres. Porque lo necesitas. Porque sin arriesgarse es imposible ganar.

Y duele la inestabilidad de nuevo. Y duele saber que uno de los dos apuesta porque todo vaya a salir bien más que el otro... Pero más duele pensar que puedo perderte después de habernos imaginado tanto juntos, de haber llegado a sentir tanta felicidad junto a ti.


Estoy siendo valiente. Aunque llore. Aunque cavile. Aunque sufra.

Estoy siendo valiente, te lo prometo.


La verdad sobre querer.

Cuando realmente quieres a alguien, 
te das cuenta de que serías capaz de hacerlo todo por esa persona. 
Todo. 
Incluso abandonar tus preferencias. 

Te das cuenta de que si de verdad lo aprecias, si de verdad lo quieres
 antepones sus necesidades sobre las tuyas, 
de cualquier manera, aunque esas necesidades te partan en mil por dentro.

Aunque eso signifique perderlo todo para ti.

Eres egoísta contigo misma, dejas ir oportunidades que habías visto maravillosas, 
solo por hacerlo sentir bien.

Eso significa querer a alguien de verdad. 
Querer su felicidad por encima de la tuya.


lunes, 30 de enero de 2017

De lo que te das cuenta tener...

Desconozco el motivo por el cual hemos llegado hasta aquí, pero creo que no ha sido cuestión de casualidad. Que ambos preveíamos las cartas que íbamos a echar, no por suposiciones, sino, por ser unos chivatos. Nos advertimos a consecuencia del miedo que teníamos; tú por un pasado sólido, yo por experiencias cortas pero poco positivas. Nos dijimos mil y una veces como queríamos que todo funcionase con el único objetivo que no repetir otra vez la vieja y temida historia de cada uno.

Y creí que los temores se habían esfumado cuando todo pasó.
Culminó la confianza después de conocer amigos del otro, familia, confesiones oscuras, malos y buenos momentos... Más que avisados por las propias circustancias que ambos habíamos aceptado en silencio con el pretexto de "tú disfruta de mí, que yo lo haré de ti... y nada más."

Aceptamos el trato sin preveer el repentino vértigo que hizo que todo se tambalease.

Todavía duele. Pero duele más pensar que todo puede haber cambiado.

Dejaste que los granos de arena titilitasen sobre la pequeñísima montaña de arena que se había formado, dándole un peso más grande e innecesario que todas nuestras tontas discusiones de la semana. Llegó un punto en el cual la montaña (al parecer) perdió su perfecta forma triangular y se convirtió en un triste intento con forma de etéreo pico.
Pero todos cometemos errores. Estamos compuestos de ellos.
Estamos echos de antiguas experiencias, de antiguos momentos, de intentos fallidos y válidos... Somos todo eso y más, mucho más. Se te olvida contar lo más importante.

No. No eres el cincuenta por ciento de tu anterior relación. No. No eres ese error constante que cometió errores, que también hizo las cosas bien. Eres tú, con tus defectos, con tus virtudes. Eres tú, creando algo, creando un vínculo totalmente diferente... porque cada persona somos un mundo.
No hay comparación que no tenga solución por el simple hecho de que comparas algo inexistente.
 Diferentes personas, diferentes formas de ver el mundo, diferentes formas de querer, de apreciar, de valorar, de necesitar, de sentir, de vivir. Diferentes vínculos. Eso es lo que somos.

Ahora eres tú quien tiene miedo, y yo miro desde el otro lado del cristal, frustrada, obcecada también en que dejes de torturarte y superes ese estúpido vértigo que jamás debió ni mereció existir.
 Porque es una absoluta tontería sentir miedo de algo que jamás ha existido.

No puedo dormir. Me desvelo en mitad de la madrugada, irrumpo mi sueño tres o cuatro veces en la noche y eso es peor que no poder dormir del tirón. Estoy cansada de sentir que cada vez estás más lejos y que yo no soy lo suficientemente fuerte para hacerte ver que todo ha sido un estúpido malentendido.

Y que te quiero. Malgastando otro cupón más de mis intentos de no decírtelo muy a menudo para no agobiarte.

Y quiero levantarme y ver que te has acordado de mí por un segundo al haber escuchado Star Man en el coche de camino a tus quehaceres. Que me envíes mil fotos diciéndome cuan irresistible eres, o haciéndome uno de tus tantos chantajes emocionales. Que de pronto me digas que tienes ganas de verme, que quieres que todo pase pronto para poder centrarte un poco más en nosotros, aunque yo te insista en que es una tontería preocuparse por eso. Quiero que te frustres porque no salen fechas, que te llame y acabar diciendo idioteces sin sentido, acabar riéndonos o con un nuevo plan futuro.
Quiero dormir contigo, que metas tus piernas entre las mías, que me enrede como una culebrilla, que me des la mano, la beses, que me revuelvas el pelo, que me digas que estás agotado y que vas a dormirte sin poder evitar no escucharme con esa sonrisa boba tuya en los labios.
Quiero que me despiertes porque tienes hambre. Quiero que te preocupes por mí y me preguntes si estoy bien, que te diga entre balbuceos que soy una "tía dura" y que nada puede conmigo aunque sea mentira. Quiero que me provoques situaciones incómodas con tus preguntas incómodas, que borres mis defectos, que elimines mis miedos sin darte cuenta.
Quiero que me hagas el amor, sentirme orgullosa por ser capaz de dormir desnuda durante toda la noche sin necesidad de taparme.

Quiero que tus miedos se basen en nosotros, no en nadie más.
Quiero que aprendas a perdonarte si yo he aceptado tus disculpas, que me digas lo que piensas, que seas honesto con ambos, como yo hago contigo a pesar de lo mucho que me cuesta decir algunas cosas.

Quizás sea un estúpido pálpito más, pero... siento que todo va a ir bien.

Estoy derribando muros por ti.

Lo imposible.
Lo inimaginable.



domingo, 22 de enero de 2017

Cada vez me siento un poco más humana.

Y lo estamos pasando bien, y rompo a llorar.
En una fracción de segundo me siento tan ridícula como feliz.
Es una décima de segundo lo que me hace explotar, mancharlo todo de sentimientos abstractos incontrolables que no me permiten mantener la compostura.
Desnuda, vuelvo a desquebrajarme.

El mármol ha hecho agitar la bandera blanca.

"Niña tonta, deja de hacer imbécil y controla tus estúpidos monstruos.
Lo estás manchando todo otra vez."

Méceme en la cuerda floja, saca mis cristales rotos de ti... No quiero hacerte daño, no quiero herirte, asustarte, acojonarte, mancharte, salpicarte de mis miedos, de mis mierdas.

Pero se siente tan bien.
Me siento tan bien.
Me siento tan libre.
Contigo.


Una vez más te ríes, y de nuevo, el mismo monólogo de siempre:

"No seas idiota, no me asustas, al contrario, me gusta ver que eres capaz de sentir."

Cada vez lo tengo todo más claro.


Amante de las causas perdidas.

No sé si debo ubicarme yo, o ubicarnos a los dos.

Desde hace un tiempo que contemplo la vida desde un peldaño más del mundo ordinario, me siento un Dios griego que contempla cuan chiquititos son el resto de los mortales; buscan preguntas y respuestas a todo sin mecer la opción de no seguir creando preguntas para no necesitar respuestas.

Las personas no somos mapas, ni estamos compuestos por carreteras, ni alturas, ni números.
Las personas somos sentimientos.

Me he terminado por dar cuenta de que hay casos perdidos que no deben encontrarse, que hay personas que son completamente felices sin entenderse, y que lo único que necesitan es a alguien que les entienda tan poco como ellos mismo se entienden.

Qué bonito es ser una causa perdida en compañía de otra causa perdida.