Y tú, ¿Eres o pareces?

domingo, 16 de diciembre de 2012

No es lo que el mundo quiera, es lo que nosotros queramos.

Silenciosas lágrimas brotaron de los ojos de ella. Parecían gotas de rocío al amanecer, apoyadas sobre una pálida y casi marchita flor. Porque él sabía que desde su discusión estaba marchita. Triste, apagada, sin sonreír con verdaderas ganas... lo sabía. Sabía que la sonrisa que mostraba cada mañana a sus amigos era falsa. Sabía realmente bien cuando sonreía sin pensar, con ganas, con alegría; no con tristeza y dolor.
Agarró su mano para que no se fuese.
-Escucha.
Dijo con voz firme, algo melancólica él. Ella se resistió, pero él tiró de ella para que lo mirase.
-Escúchame, por favor.
Dijo esta vez exigente.
-¡Está todo más que claro!
Soltó ella de golpe, estallándo en llanto.
-Te quiero. Y todo aquel que no acepte lo nuestro puede irse al cuerno.


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