Y tú, ¿Eres o pareces?

domingo, 16 de diciembre de 2012

Estaba locamente enamorado de ella.

La besó, profundizó. Apretó sus labios contra los de ella, sintiendo ese amargo sabor a lo prohibido, esa sensación de no hacer lo que se debe. 
Hundió sus dedos en sus hombros, sosteniéndola, intentando que no cayese, se tambaleaba. 
La apoyó contra la pared, sintiendo sus labios reaccionar, mordiendo con delicadeza y cierta vergüenza sus labios, notando sus cálidas manos apoyarse en su pecho, aguantar el equilibrio. 
Perdiendo la cordura, él la apretó contra la pared deseando sentirla más cerca. Pero de pronto ocurrió. Escuchó un quejido proviniendo de los labios que rozaba. 
Aflorando el miedo de dañarla, suavizó el agarre y deslizó sus frías y pálidas manos por su cuello hasta sostener sus mejillas, notándolas calientes. 
Rubor. 
De pronto ella abrió los ojos, él se paró, paladeando su sabor.
Finalmente los abrió y llegó a comprender algo...
Estaba locamente enamorado de ella.


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