Y tú, ¿Eres o pareces?

domingo, 20 de noviembre de 2016

Que comience el espectáculo.

No te veo, pero sí te siento. Siento el cobijo, el calor que me proporciona tu cuerpo, ardor que me regalas y compartes en pequeños hilillos que hacen que el escozor me haga reaccionar.

Me he movido, siquiera sé cuando, siquiera sé como, pero tu aliento en mi nuca delata mi patético intento de motín...

Estúpida amazona...
¿Qué te está pasando?
¿Cuándo has comenzado a ser su marioneta, cuándo empezaste a reaccionar a su antojo?


Ahora paso a ser yo.
Suspiro.
Mierda.
Mal. Joder.
No debes mostrar debilidad.
Cierra la boca, aprieta los labios, muérdetelos hasta que sangres si es necesario... Pero no dejes que sepa que estás totalmente a su merced.
Es la hora de actuar.

Te escurres, te deslizas como la gota de agua en un cristal.
Y al fin, a pedacitos y ligeramente aturdida, logras retirarte un poco...

Y eso le incita más. Eso le hostiga; se reta a sí mismo.
El efecto mariposa; inocua provocación que abre un nuevo punto y seguido.

"Tú puedes hacerla temblar". 

Comienza el espectáculo.
Te empuja, te toca, ha llegado a un punto fiero en el que ya te has cansado de fingir.

Y te lanzas al vacío.

Y te lanzas a sus brazos, despidiéndote con sonrisa bobalicona de tu propia fuerza de voluntad.

Antes del principio ya conocías el final.



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