Y tú, ¿Eres o pareces?

lunes, 18 de julio de 2016

He decidido dejar de existir.

Accedes a abrir tus ojos, a observar, a escuchar y no a oír. Accedes a ir más allá de lo que te dan masticado, a agobiar a tu cabeza con numerosos pensamientos a los que antes jamás le habrías dado tantas vueltas. Qué agotamiento...

La sociedad moderna es un embebimiento de cabezas. Nos empeñamos en conseguir llegar a algún punto en nuestra vida para poder destacar y así escapar, con el objetivo de apreciar lo que dicen que es real.

Pero nada es real cuando todo está controlado. Nada es real cuando, por más que te empeñes, la cadena, domesticada, sumisa, te lleva al mismo punto del principio. Nada es real cuando la presión de las mentes sencillas, las que ya asimilan como algo natural la rutina, te animan a ser uno más de ellos. Y caes en el pozo sin fondo que tanto odiabas, te conviertes en el engranaje que tratabas de destruir, dejas por los suelos tu esfuerzo, tus principios, tu moralidad, y accedes a lo sencillo y cómodo.

¿Porqué conformarte con bronce, pudiendo presumir de diamantes?
¿Porqué dejar que te ordenen, cuando puedes manejar la vida de otros a tu antojo sabiendo que no podrán negarse?

La televisión, las corporaciones, las redes sociales, el consumismo... Todas ellas tienen un poder inaccesible para la gran parte de la sociedad, solo unos pocos, sin ningún tipo de escrúpulo y tapujo, son capaces de llevar el peso de este brutal totalitarismo tras su espalda... Y es que va comodado sobre cojín de plumas.

Y los indignados caemos en desgracia, desgarrando nuestra perspectiva, es cierto. Pero no todo es culpa de los grandes peces gordos, en absoluto... Las pequeñas mentes que forman la colmena, el gran porcentaje de la población que pena (muchos ya ciegos, otros que no quieren ver...) son la presión sobre la herida. Gente pixelada, que se niega a valorar su propia dignidad, que devora su integridad moral y empuja a que las pocas personas que quedan en la barricada se vean absorbidas por la humanidad como sistema sucio y pérfido.

"Me conformo con lo que tengo, aspiro a lo que creo que puedo aspirar, y disfruto en la ignorancia porque pensar por uno mismo es decepcionante, cansado y doloroso."

Así somos.
Recapacitemos.
O no...


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