Y tú, ¿Eres o pareces?

lunes, 24 de octubre de 2016

Empieza a quererte.

Cuanto cuesta quererse a uno mismo.
Complicado de entender;
ser capaz de ver lo bello en el extraordinario caos,
excepto en el que te da forma a ti misma.


Qué complicado es aceptar un cumplido.
La costumbre de despreciar de lo que estás compuesto,
asimilando de ese modo que si tú no puedes aprobarte,
nadie podrá encontrar belleza en tus peculiaridades.


Desesperar a quien le gusta de ti aquello que tú llamas "defecto",
volverle loco al negarte ante un cumplido,
despertar su instinto asesino al cubrir partes de ti que no te gustan.


No poder creer que alguien pueda hacerte sentir tan bien;
con apuntes fugitivos en un momento de éxtasis,
con suspiros mañaneros sumidos en la más profunda calma;

empieza a quererte; yo voy a ayudarte.

 

lunes, 10 de octubre de 2016

Miedo.

El aleteo de una hermosa pero delicada mariposa. 
El "pero" siempre después de lo positivo, dejando claro que nunca podrá faltar la heridita que escueza.

Será que no estoy acostumbrada y no comprendo como estoy teniendo tanta suerte esta vez. Será que tengo miedo a volver a meter los pies en el fango y salir con éste cubriéndome hasta las orejas... O puede ser que me sienta demasiado yo y sea eso lo que realmente me aterre...

Necesito una buena dosis de confianza en mí misma. 
En vena.

 Siempre supe que estas cosas acabarían pasándome factura... 
Y aquí estoy, abriendo la caja de dudas inexistentes, dudas que yo solita he creado por no ser valiente.

 Odio la sensación de ser tan gafe, tan pésima jugadora... Pensar que acabaré cayendo en el porcentaje casi imperceptible de "van a salir mal las cosas".
Y todo es mi culpa.

La misma historia una y otra vez... 
Me estanco cuando desconozco, cuando dudo, cuando no controlo la situación y me pierdo.
Y comparto mi inseguridad.
Y la cago. 
Otra vez. 
Y no quiero.

 Soy idiota. 
Una idiota incapaz de pensar que las cosas, por una vez, van a salir bien.
 Incapaz de pensar que al fin alguien ha decidido ofrecerme su mano sin esperar nada a cambio. Idiota por dudar. 
Idiota por querer ser un poco menos cobarde de una vez por todas y que me tiemble la voz al decir lo que pienso.


lunes, 3 de octubre de 2016

Antes de que cuente diez.

Hoy me he dado cuenta de cuantísimo pueden cambiar las cosas en diez minutos de tiempo.
Diez minutos que dan la vida, que resucitan si eres capaz de invertirlos bien.

En diez minutos puedes ver un capítulo de Hora de Aventuras, escribir tres o cuatro amigos, prepararte una rica ensalada (con o sin tomate...), tomar una ducha de agua caliente que ayuda a desestresarte, disfrutar de una prófuga compañía durante esos efímeros instantes, debatir sobre qué tipo de chocolate que hay en la nevera comer, sentarse en el sofá y exhalar aire, aprender algo nuevo...

Solo se necesita dar con el desencadenante que te haga abrir bien los ojos y te obligue a darte cuenta de que esos pequeños detalles son también verdaderamente importantes (los más importantes...) en nuestra, a veces, monótona y nociva vida.


sábado, 1 de octubre de 2016

"No leer."

Debo pedirte perdón por el desorden de mi vida, no tienes porqué soportar las mil millones de cavilaciones que aguantas por mi culpa, ni el piar de los otros tantos millones de pajaritos que rondan en mi cabeza.

Debo pedirte perdón por dejarme ser yo misma, por sentirte bien cuando hago el imbécil, cuando te ríes de mis bromas por muy pesadas que puedan ser.

Debo pedirte perdón por hacerte pasar vergüenza con mis monerías en mitad de la calle más transitada de Madrid, por pelearme con las líneas blancas de los pasos de cebra, por hablar como si no hubiera mañana mientras tú me miras con cara de "no te estoy escuchando pero me gusta mirarte, tu cara, cuando hablas de algo que te gusta".

Debo pedirte perdón por mis inseguridades, siempre latentes, presentes, en proceso de superación, pegadizas y traicioneras.

Debo pedirte perdón por esta mierda que estoy escribiendo, que es lo más cursi y empalagoso que han escrito mis dedos, por mi vergüenza al decir las cosas en alto, por mis medias tintas, por mis enigmas...

Puede que a mí también me guste la tuya. 


Lo que quieres y no quieres decir.

No sé cuantas veces me he sentido culpable, en silencio, de que pases tiempo conmigo. 
Y continúas. Tú tratas de convencerme de que la verdadera pérdida de tiempo es aquel que no pasamos juntos. 

Demasiados sentimentalismos para alguien como yo.

Las cosas se acumulan, palabras que frenan y se atrancan en la apertura de nuestra boca por miedo a una respuesta no deseada. 
¿Quién calla otorga?

No.
 
 Quien calla explota el día menos esperado y ahí es cuando descarrilará la escala de Richter.