Y tú, ¿Eres o pareces?

jueves, 16 de junio de 2016

Amor y Miedo.

Separar la vida en dos categorías. Separarlas en dos mínimos exponentes y atrevernos a cuadrarlas con el único objetivo de hacernos todo más fácil. Lograr imponer cada situación, cada movimiento, cada decisión, cada momento de nuestra vida en dos únicos vértices opuestos.

Miedo y Amor.
Amor y Miedo.

¿Has ayudado a un ciego guiado por un labrador (que nada en estrógenos) a cruzar la carretera? ¡Eso es Amor!
¿Te has encontrado una cartera en mitad de la calle y has decidido quedarte con el dinero? Tienes Miedo.

Todo lo que nos rodea se sitúan en un extremo u otro, todo lo que escogemos es Miedo o Amor.

O... ¿o no?

Es sencillo clasificarlo todo desde un punto moral. Es sencillo separar lo positivo y lo negativo, lo bueno y lo malo, a ojos de la gente, a ojos del mundo. Es muy fácil saber que es lo políticamente correcto, pero... ¿Se puede realmente clasificarlo todo en estos dos extremos?

Se puede, pero supondría traicionarnos a nosotros mismos.

Sencillo, no cierto. Es imposible ignorar nuestros deseos más profundos, es imposible dejar a un lado nuestra opinión y amoldarla para que no tenga pros o contras. Es imposible ignorar el gris por querer encajar la pieza en el blanco o el negro.
Nada es tan sencillo, y mucho menos los sentimientos. Y mucho menos los sentimientos de uno mismo, lo más profundo que descansa en nuestro interior.


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