Y tú, ¿Eres o pareces?

viernes, 22 de diciembre de 2017

Nunca más nosotros. Ahora solo soy Yo.

Cada día voy cogiendo un poquito de fuerza más. 
Cada día voy eliminando ínfimos recuerdos, ínfimas sensaciones mágicas que me hiciste sentir. 
A penas recuerdo nada, pero cuando vuelve a brotar... duele como el puto infierno. 

Con mi té en las manos vuelvo a recordarme que esto es lo mejor; incremento el odio ya no por ti, sino por mí, porque me siento idiota por permitir que siga doliendo muy de vez en cuando. 

Quiero olvidarte, ahora sí, para siempre. 
Quiero que no vuelvas jamás... De ninguna de las maneras. 
No has sabido quererme.
Y yo no voy a saber perdonarte por haberme dejado ir.
(Era lo que querías.)

Vete a la mierda, tú y esos putos recuerdos que me hicieron creer que eras otra persona diferente a como me has demostrado que realmente eres.

Nunca más nosotros.






miércoles, 6 de diciembre de 2017

Me moriré de ganas de decir que te voy a echar de menos.

Son dos días bien, uno a medias, y el cuarto exploto.
Hoy es el cuarto; te echo de menos otra vez.
Intento ser fuerte y pasar página, pero no sé qué has hecho conmigo.
Estoy destrozada y solo tengo ganas de hablar contigo, de verte, y de recuperarte.
Pero sé que eso ya no va a suceder.

Trato de ser fuerte; creo que ha funcionado abandonar todos nuestros recuerdos, acabar con las fotos, con las conversaciones, con las cosas invisibles que nos ataban. Pero sigo tratando de aceptar que hay cosas que teníamos pendientes juntos, "la nueva lista", que nunca van a pasar.

Quería cumplir sueños contigo.
Mis sueños de niña tonta, de chica que se conforma con diminutas cosas, pero no con la compañía.

Me moriré de ganas por decirte que te estoy echando de menos, que trato de salir adelante siendo fuerte, como las veces anteriores, que sigo queriendo estar contigo, que la esperanza se mantiene siempre... Pero con eso me quedaré. Con las ganas.

Cada día me doy cuenta de todo lo que te he querido, te quise, y te quiero, y cada día me recuerdo que no has luchado por mí.

Nos voy a echar de menos.


sábado, 2 de diciembre de 2017

Lo que fue una despedida.

Admito que cambié de parecer durante todo el trayecto; ahora te odio, ahora estoy enfadada, ahora te necesito, ahora no quiero verte... Pero en todo momento te quería.
Grabé en mi retina cada uno de tus movimientos a conciencia; sabiendo que probablemente no volvería a contar con otra oportunidad como aquella para acordarme de absolutamente todo... Como gesticulabas emocionado hablando de tu viaje, como paladeabas el yogurt (hasta la última gota de éste), como de vez en cuando sorbias por la nariz distraído, tus movimientos lentos y tranquilos sentado en tu silla de escritorio. Y yo escuchaba, como una niña pequeña a la que le cuentan su cuento favorito, y miraba, lo miraba todo, mientras guardaba en una pequeña cajita en mi cabeza cada minucioso detalle de la escena, olor, recuerdos nuestros repartidos por tu cuarto, y todas y cada una de tus escuetas sonrisas.

Me alimenté de tus abrazos calmando mi temblor ante lo que sabía que iba a ser aquello, de tus palabras tranquilizantes ante mi puto miedo a tener que dejarte de nuevo ir ya, tus caricias en mi oreja, en mis costados, en mis hoyuelos, de tus besos anestésicos que me nublaron la vista durante aquel tiempo.

Y quise sacarlo todo de ti; dormir contigo, abrazarte, tocarte, olvidarme del despertador con tal de alargar más todo aquello, no dormir en toda la noche pensando en cuanto había echado de menos esa sensación.

Y fingimos que no era una despedida. Pero lo era. Y ambos lo sabíamos realmente...

Y te echo de menos, pero ahora todo tiene que ir mejor para los dos. Debe ir mejor para los dos... Al fin y al cabo, la indecisión crearon tus límites, y sigo pensando que tus miedos a quererme también.

"Ojalá" todo hubiera pasado como habíamos vuelto a planear; mis grandes sueños de ser felices juntos se vieron derribados entre indecisiones e inseguridades.

Pues yo siempre he tenido claro lo que quería; que te quería. Yo siempre he luchado por ti... Pero de sueños no se vive. Por palabras no se lucha; se lucha por actos, y por hechos, y por quienes luchan por ti y te lo demuestran.