Y tú, ¿Eres o pareces?

viernes, 31 de marzo de 2017

Y es que yo en el fondo, solo quiero que tú me reconstruyas de nuevo. Que amoldes mis caderas, mis muslos, mis hoyuelos, mi sonrisa con tus dedos.

Y yo en el fondo, sé que no es lo que debo. Pero, ¿y qué hago si es lo que quiero?

Mi corazón manda más que mi cabeza, y yo cada vez me alejo más porque creo que es lo que quieres, pero no es lo que yo quiero. 

Hoy vuelvo a ser capaz de escribir.

No tienes no puta idea de como me siento.
No tienes ni puta idea de la de ideas estúpidas que se me han pasado por la cabeza hacer para olvidarme de ti, o que tú, definitivamente, te olvides de mí.

No tienes ni pajolera idea de cuanto te echo de menos, de cuanto intento rehacerme y cuantas veces fallo ante el miedo de perderte definitivamente.

Y creo que lo voy consiguiendo, y apareces de nuevo diciendo que piensas en mí. O aparece una foto. O una esquina donde nos besamos, o la calle hacia tu casa que tantas veces he recorrido para verte.
O las frases de tu boca en la mía, o nuestras bromas de las que intento ya no reírme y no puedo.

No tienes ni putísima idea del sobreesfuerzo que estoy haciendo para volver a reconstruirme... Aún sabiendo que si tú quieres, me convertirás en polvo de nuevo.

No sabes lo que me duele fingir que eres un desconocido; porque tú quieres serlo. Y que parezca que todo va bien, y que te supero. 

jueves, 16 de marzo de 2017

Lo que dicen merecerse.

Me abrazaste, y me sentí viva. Viva de verdad, y con ganas de disfrutarlo todo contigo. Y me daban igual las trabas, los peros, el futuro, el destino, la suerte... Me daba igual todo porque te tenía a ti. Y me sentía invencible.

Ahora pienso en el último te quiero, el beso de despedida, el abrazo buscando cobijo -ojalá no hubiese acabado nunca -, tus besos en la frente, las lágrimas en los ojos... Y joder, cuanto te echo de menos. Joder. Cuanto te odio por haberme enseñado a quererte pero no a dejarme marchar. 

Y te quiero, y cuando más te echo de menos, menos lloro... Porque me acuerdo de todo el daño, todo lo que me prometiste, lo que me regalaste, lo que compartiste, lo que planeamos, lo que disfrutamos... Y me acuerdo que todo fue mentira. Que mientras yo luchaba, tú le prometías tierra y cielo a otra. 

miércoles, 1 de marzo de 2017

Vuelve.

Tú. Que pasaste por mi vida como un huracán y ahora pretendes dejarlo todo patas arriba.
Vuelve pronto. Vuelve pronto que yo sola no puedo ponerlo todo en orden.

Nuestro orden.

Vuelve pronto que voy a perder los cepillos de dientes, los sueños por el boulevard, las camisetas para dormir, el ruido al despertar, el olor a regaliz rojo, a eterna colonia que te regalé, la sensación de mordernos por molestarnos, de pegarnos como dos imbéciles empapados en confianza, el yogurt de manzana, los helados de chocolate, el calor de tus manos arropando mis húmedas manos tras fregar los platos...

El incendio cada mañana que nos prestábamos compañía; revuelto el pelo, los pies fríos, los malos sueños calmados por los únicos brazos de los que he aceptado alguna vez un abrazo... Saciado por unas locas ganas de hacernos el amor y que nada nos lo impedía (nada que no fuera un telefonillo mal pulsado por el cartero, o un buen amigo samaritano).

Requiero tus apelativos cariñosos, tus formas de meterte conmigo y la vuelta. Que me pongas nerviosa, que adules mis gilipolleces y que yo me vuelva loca con las tuyas.

Amplío sueños, deseos y tiempo a tu lado.
Por favor.
Vuelve.
Vuelve y no te vuelvas a marchar.