Shhh… Shh…
Tranquilízate. Deja de temblar. Me gusta perder mi tiempo contigo.
Debo estar
haciéndolo mal, porque cada vez lo disfruto más.
Yo sueño con
verte muerto, tú sueñas con matarme.
¿A qué punto
vamos a llegar?
¿Tienes frío?
Puedo mantener tu calor corporal, incluso elevarlo.
Los golpes
que conocemos.
Otra vez. Has
despegado los labios pero no has dicho nada.
¿Te arrepientes?
¿Deseas arrepentirte? Te preocupas.
Claro que
sí, yo también me preocupo por ti.
Eres mi
pequeño juguete de madera… El más perfecto, el más antiguo... Mi primer
juguete.
Déjame
confundirte un poco más, déjame compartir contigo aquello que es solo mío.
Déjame hacer
mis mayores guarradas, mis cosas prohibidas, delante de tus cansados ojos.
Y hacerte
temblar, y que tiembles.
Y que no
sepas que contestar, y que tartamudees.
Odias no
poder frenarme. No. Odias no poder frenarte.
“Me gusta
confundirte. Me gusta dejarte sin palabras, y que no sepas qué contestar, o qué
pienso. Me haces sentir… completa.”