Y tú, ¿Eres o pareces?

jueves, 18 de octubre de 2018

Ahora yo.

He encendido la última vela esta noche, con las gotitas de lluvia golpeando mi ventana en un imaginario toquecito de Romeo Montesco lanzando guijarros para que me asome. 
Ni yo soy su Julieta, ni tengo ganas de levantarme de la silla. 
No tengo tiempo que malgastar, otra vez, 
ni ganas de mover el culo por cuentos imaginarios que en el prólogo avisan de la tragedia. 
No era otra que yo sabiendo como acabaría todo y aún así arriesgándome. 

Y no me arrepiento, porque he aprendido.

He aprendido a volver a ser quien era, sola, 
sola, 
sin ayuda de capullos integrales egocéntricos que pensaban que al musitar mi nombre 
y al abrir la cajita donde un día me guardaron para 
"cuando esté preparado, la abriré y estaremos juntos de nuevo, felices" 
se me caerían las bragas al suelo por ellos.
Me río.
La cajita era de madera de fresno, y, creéme, arde que te cagas, 
te lo digo yo.





Que nuestra mierda cobra vida, una mentira más de lo que creemos ser.

Soy jodidamente fuerte porque he vuelto a nacer y a ser yo de nuevo.